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Where the Wild Things Are es una película de aventuras fantásticas de 2009 dirigida por Spike Jonze. Escrita por Jonze y Dave Eggers, está basada en el libro infantil de Maurice Sendak de 1963 del mismo nombre. Combina la acción en vivo, los actores disfrazados, los animatronics y las imágenes generadas por ordenador (CGI). La película está protagonizada por Max Records y cuenta con las voces de James Gandolfini, Paul Dano, Lauren Ambrose, Forest Whitaker, Catherine O'Hara y Chris Cooper. La película se centra en un joven solitario llamado Max que navega hasta una isla habitada por criaturas conocidas como "Wild Things", que declaran a Max su rey.

A principios de la década de 1980, Disney consideró la posibilidad de adaptar la película como una mezcla de personajes de animación tradicional y entornos generados por ordenador, pero el desarrollo no pasó de una película de prueba para ver cómo resultaría la hibridación de la animación[3] En 2001, Universal Studios adquirió los derechos de la adaptación del libro e intentó inicialmente desarrollar una adaptación animada por ordenador con el animador de Disney Eric Goldberg, pero el concepto de CGI fue sustituido por uno de acción real en 2003, y Goldberg fue descartado por Spike Jonze. La película fue coproducida por el actor Tom Hanks a través de su productora Playtone y se realizó con un presupuesto estimado de 100 millones de dólares[4]. Where the Wild Things Are fue una producción conjunta entre Australia, Alemania y Estados Unidos, y se rodó principalmente en Melbourne[5].

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El sadomasoquista de bolsillo Clive Barker aprovechó su éxito con Hellraiser para hacer lo que prometió que sería "la Guerra de las Galaxias de las películas de monstruos", sólo para que el estudio se arrepintiera una vez que entregó lo que resultó ser... bueno, la visión de Clive Barker de la Guerra de las Galaxias de las películas de monstruos. Lo que se estrenó en 1990 fue un desastre fascinante y casi imposible de ver. En 2014, sin embargo, Barker dio rienda suelta a su largamente prometido corte de director, cumpliendo con sus promesas y llevando a los espectadores a un submundo salvaje y psicosexual de bestias nudosas y un asesino enmascarado particularmente desagradable interpretado nada menos que por David Cronenberg. El producto final está a la altura de la monstruosa construcción del mundo que Guillermo del Toro convertiría en mainstream con Hellboy... sólo que con mucho más cuero y heridas punzantes.  Andy Kryza Leer másPublicidadFotografía: Jonny Cournoyer48.  Un lugar tranquilo (2018)Director: John Krasinski

El sonido del silencioUna película de monstruos verdaderamente exitosa puede asustar al público sin darle muchos vistazos claros al monstruo en sí. Un lugar tranquilo no oculta precisamente las bestias extraterrestres que atormentan a John Krasinski, Emily Blunt y familia, pero si somos sinceros, la mayoría de los espectadores no podrían describirlas de memoria -si te cuesta, son básicamente cosas alienígenas carnosas e insectoides con dientes del género Cloverfield-. Pero Krasinski, como director, hace un trabajo tan eficaz para aumentar la tensión a través de la idea central de la película -las criaturas cazan por el sonido, haciendo que el silencio total sea imperativo para la supervivencia- que casi no importa si realmente los vemos.  Leer más47.  La noche de los leprosos (1972)Director: William F. Claxton

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Los grandes monstruos marinos míticos que aparecen en los mapas medievales y renacentistas no siempre debían tomarse al pie de la letra. La mayoría de los mapas y cartas náuticas prácticas -del tipo que se utiliza en los barcos reales por los marineros reales- no los incluían; si querías monstruos marinos en tu mapa de lujo, tenías que pagar más. Es cierto que abundaban los cuentos sobre criaturas enormes y aterradoras que acechaban en aguas lejanas, pero la mayoría de las bestias que aparecían en estos documentos eran ornamentales, meros símbolos del hecho de que los océanos albergaban más misterios de los que sabíamos cómo hacer. En otras palabras, ya entonces estaban ahí en gran medida para inspirar la imaginación del observador sedentario.

En la nueva película de animación de Netflix, La bestia del mar, estos monstruos gigantes son, por supuesto, muy, muy reales. La película se desarrolla en una época en la que las olas estaban gobernadas por barcos que luchaban contra estos indecibles terrores de las profundidades. Pero hay un salto de imaginación similar en juego aquí. A diferencia de muchas películas de animación actuales, que se inspiran en la fantasía y nos presentan diseños únicos y fantasiosos, el mundo de La bestia del mar está representado de forma tan realista, tan detallada y física, que la mayor parte del tiempo parece una aventura de acción real. Es tan envolvente que podría hacerle creer en los monstruos marinos.

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Where The Wild Things Are de Maurice Sendak es mucho más que un cuento de aventuras. En lo más profundo de su argumento hay verdades significativas sobre cómo pensar cuidadosamente en las rabietas y en los grandes sentimientos de miedo. He aquí tres mensajes importantes de esta historia tan sofisticada.

En el libro, el pequeño Max, vestido con su traje de lobo, es enviado a su habitación sin cenar por portarse mal. Desde allí, Max se embarca hacia una isla habitada por los feroces Wild Things, que le nombran rey y comparten con él una salvaje bronca. Pero entonces, desde el otro lado del mundo, Max huele cosas buenas para comer y anhela volver a casa, donde "alguien le quiere mejor que nadie". Para una lectura completa de este libro haz clic aquí.

En la historia, Max, que se ha portado mal, es enviado a su habitación en un arrebato absoluto. Está lleno de ira y más que enfadado con su madre. En su imaginación se encuentra con los animales salvajes que "rugen sus terribles rugidos y rechinan sus terribles dientes y ponen sus terribles ojos en blanco y muestran sus terribles garras". Ahora bien, aunque esto se presenta como una especie de sueño, toda esta "terribilidad" es en realidad una referencia a los enormes sentimientos de hostilidad y rabia que Max siente en esos momentos. Estos sentimientos abrumadores lo llevan lejos, sobre mares tormentosos y lo transportan a otra dimensión. Esto no se parece demasiado a la experiencia de un niño pequeño inconsolable (por ejemplo) cuya rabieta salvaje posee su cuerpo y su mente y nadie puede calmarlo. La verdad es que los sentimientos de ira pueden ser salvajes y aterradores. No porque sean malos, sino por lo descontrolados que pueden sentirse cuando se experimentan, como si pudieran engullirte si se hacen demasiado grandes. Pero no te preocupes, hay esperanza...