A veces hay días que parecen más domingo que otros.
Que por mucho que intente pensar en qué se diferencian de los demás,
no sabría explicarlo.
Supongo que son eso, diferentes.
Hoy es uno de esos días.
Uno en los que la cabeza te hace pensar en todo y en nada a la vez,
en por qué estoy intentando escribir algo con lo que identificarme,
algo con lo que no tener que dirigir mis palabras a nadie en concreto,
pese a estar dándole vueltas a las cosas que se quedaron en el tintero alguna vez.
Días en los que me siento tan apagada,
que ni siquiera un atardecer me hace impregnarme de sus colores.
Ninguna de las razones por las que intento encontrarme consigue hacerlo,
supongo que porque perdí el equilibrio hace tiempo.
Allí entre todas las cosas que me gustaría hacer y no puedo,
entre todo lo que quiero exteriorizar y no sé cómo,
entre las personas que quiero que se queden y que no se pierdan conmigo,
entre todo lo que me guardo por no tener razones por las que sacarlo.
Y es que aunque tenga nombre de sábado,
nunca ha significado que no pueda disfrazarse de domingo
Un poema de Elena GonBer.